Tras una parada en el camino para desayunar, llegamos a la preciosa localidad de la sierra de Huelva, donde pudimos visitar la gruta de las Maravillas (¡qué maravilla, pero cuidado con los resbalones y caídas!) y el Museo del Jamón. Almorzamos en un restaurante local y tuvimos tiempo para dar un paseo por el pueblo (hacía un día casi primaveral) y degustar algunos de sus típicos dulces.
A las 5 de la tarde volvimos a coger el autobús rumbo a la ermita de Nuestra Señora de los Ángeles, en Alájar. Situada en un enclave privilegiado, es un lugar de encuentro con Dios, con la Virgen y con la naturaleza. Allí celebramos la Eucaristía, presidida por nuestro párroco, D. José Ángel Martín, que hizo una emotiva homilía en la que recordó cómo influyó la patrona de la sierra en su vocación sacerdotal. Sobre las 7 de la tarde emprendimos el camino de regreso, con parada, rifas y canciones incluidas, para llegar felizmente a Lora a las 9 y media de la noche. Lo hicimos cansados, pero contentos, y con la alegría de poder repetir la experiencia en el viaje a Fátima el 18 y 19 de febrero.
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